No sé cuántas propuestas ha debido de presentar ya la izquierda en el Congreso contra los desahucios en esta legislatura y en la anterior. Todas tumbadas. Ninguna apoyada por PP ni por PSOE. La última, en marzo de este mismo año, fue tumbada con la abstención del PSOE y los votos en contra del PP. Junto a las propuestas de la Izquierda Plural (IU, ICV y CHA), en la calle se ha movido una reforma de la ley hipotecaria en forma de ILP para la que se siguen recogiendo firmas en las plazas, en los desahucios, en las concentraciones. Ha habido huelgas de hambre, suicidios, protestas ciudadanas para que no arrancaran la casa a los vecinos… Todo lo que se han atrevido a insinuar el PP y el PSOE son reformas para los futuros compradores de viviendas (bajo el sacrosanto principio de la irretroactividad de la ley, principio que hasta donde uno sabe se refiere a la ley penal, no a la civil), códigos de buenas prácticas que han debido de poner muy nervioso a Botín, ampliar el tamaño de la letra pequeña de los contratos hipotecarios (como si en la relación ciudadano-banquero lo único que perjudicara al ciudadano fuera el tamaño de la letra contractual) y naderías de similar alcance. C
350.000 desahucios después parece que el PP y el PSOE han decidido
que ya sí pueden ser un tema. Soraya Sáenz de Santamaría anunció en la
rueda de prensa del pasado Consejo de Ministros que el Gobierno
intentaría consensuar con el PSOE una solución al drama de los desahucios.
Supimos después que de hecho Rubalcaba y Rajoy ya habían hablado del
tema y vimos cómo el PSOE escenificaba una campaña a favor de aquello
contra lo que había estado los últimos cuatro años: la última vez, ya
digo, en marzo de 2012; seguramente entonces eran 325.000 desahucios en
vez de 350.000 y el drama era menor. Hasta los programas informativos
hablan de los desahucios por fin.
Llama la atención que si desde hace cuatro años un grupo político
lleva haciendo propuestas, si en cada ciudad y casi en cada barrio hay
una plataforma de afectados por las hipotecas, si hay miles de
ciudadanos trabajándose una iniciativa legislativa popular, sean los dos
partidos que han ido oponiéndose a absolutamente todas las propuestas
de solución o de mero parche al problema sean los que quieran cocinar
solos la solución al drama. ¿No sería razonable una mínima
humildad y empezar por consultar (¡no ya pedir perdón!) a los colectivos
que conocen el tema porque lo sufren y llevan años luchando contra él?
¿No sería pertinente que los partidos que llevan años defendiendo a los
bancos frente a los ciudadanos perdiesen cinco minutos en debatir con
los que llevan años haciendo propuestas en el vacío parlamentario para
defender el derecho a la vivienda? A
Sólo se me ocurre una respuesta a por qué ahora PP y PSOE se
preocupan por los desahucios y deciden excluir de esa preocupación a
quienes llevan años luchando con los desahuciados.
Cualquiera que entre en una sucursal bancaria tiene muy difícil
distinguirla de una inmobiliaria de las que poblaban las ciudades y
pueblos hasta antes de ayer. Decenas de ofertas en el barrio, en la
playa. Tantas ofertas como familias han sido desahuciadas por esa
sucursal. Quien más quien menos tiene en su comunidad de vecinos algún
piso que es propiedad de un banco que ha ejecutado una hipoteca
impagada. Eso es un problema para los propios bancos hasta tal punto que
unos 90.000 inmuebles serán comprados por el banco malo para librar a los bancos de este engorro y que nos lo comamos los ciudadanos. C
El reverso de la tragedia que sufren cientos de miles de familias,
millones de personas, es un incómodo apunte contable en los balances de
los bancos. Los bancos no sólo no están haciendo negocio acopiando pisos
invendibles a medio plazo: lo único que están consiguiendo con los
desahucios es que quede claro que somos una puta mierda de la que
disponen libremente, una exhibición de poder que les gusta mucho pero
que necesitan acompañar de una contabilidad más favorable. De rebote las
protestas ciudadanas están manchando su imagen: por eso los encierros y
huelgas de hambre suelen acabar con victoria ciudadana, porque para los
bancos es muy mal negocio asociar su marca concreta con la violación de
derechos de los más débiles.
Seguro que a los bancos españoles les convendría una nueva fórmula de
respuesta a las hipotecas impagadas. Si en vez de dejar el piso vacío
se queda el hipotecado pagando un pequeño alquiler, el banco ingresa
algo y, sobre todo, en vez de apuntar en el diario contable una
propiedad que ni da ingresos ni se prevé que los dé apuntan unos
ingresos constantes mes a mes. Algo se les ocurrirá a PP y PSOE, si es
que no han recibido por escrito ya la propuesta que presenten como
respuesta al drama de los desahucios ante el que actúan con consenso (aunque sea de ellos), como en la Transición, aleluya.
Los desahucios han comenzado a ser un drama también para los bancos, y
ahí es donde entran PP y PSOE negando la palabra a los desahuciados y
escenificando una honda preocupación por el problema.
Fuente: tercerainformacion.es
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