Recordemos que desde PLAZA CASTILLA (sede de BANKIA) a CARABANCHEL, hay que pasar previamente por TRIBUNAL.
Dispérsense, que aquí no hay nada que mirar: el rodillo parlamentario del Partido Popular ha decidido frenar cualquier cosa que se parezca lejanamente a una investigación en el Congreso
sobre la presunta estafa de Bankia. Sí, he dicho estafa: usemos las
palabras con propiedad. ¿Cómo calificar, si no, una salida a bolsa en la
que se contó a los pequeños inversores unos números que hoy se
reconocen falsos? ¿Cómo explicar que Bankia y su matriz hayan tardado
tanto en presentar sus cuentas del año 2011, que el auditor se negara a
firmarlas y que de un beneficio de 439 millones de euros se pasase a
unas pérdidas de más de 3.000 millones? ¿Cómo llamar a un pufo que
obliga a soltar casi cuatro billones de pesetas –por comparar, lo de
Banesto fueron solo 600.000 millones– para “sanear” esta infecta entidad
financiera? ¿Cómo justificar que un directivo de Bankia se lleve 14 millones de indemnización como precio por dejarnos una deuda de 457 euros por español?
Desde el Gobierno aseguran en privado que Rodrigo Rato se la jugó:
“No nos dijo la verdad sobre las cuentas de Bankia”. ¿Por qué no poner
entonces lo sucedido en manos de los tribunales? ¿Por qué negarse a una
comisión de investigación? La justificación que transmite el Gobierno en
privado –para el que se la quiera creer– es que ahora no toca, que
levantar hoy la alfombra de Bankia dañaría aún más la prima de riesgo y
el prestigio financiero del país justo en un momento en el que España se
juega la intervención. El PP está intentando aguantar como sea, al
menos hasta el 1 julio, hasta que entre en vigor el Mecanismo Europeo de Estabilidad, un fondo de rescate de la UE con condiciones más laxas que el actual.
Mientras tanto, el caso Bankia no solo desgasta al Gobierno: también a
la oposición. La decisión de Alfredo Pérez Rubalcaba de no pedir una
comisión de investigación no la entienden ni en el propio PSOE, donde
muchos en público y en privado están mostrando su disconformidad. La
“oposición responsable” que quiere marcar Rubalcaba está mandando a la
ciudadanía un mensaje tal vez injusto pero sin duda maloliente: que el
PSOE no quiere investigar Bankia y las demás cajas quebradas porque
todos tienen mucha mierda que ocultar. Más allá de la prima de riesgo,
está en juego el acuerdo social: una ruptura institucional por parte de
una ciudadanía que cada día entiende menos y con cada noticia se cabrea
más. I. Escolar escolar.net
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