Algunas
comunidades han puesto en marcha modelos alternativos para combatir el
desempleo y carencias provocadas por los recortes, que condenan a cada
vez más personas a una vida indigna.
En
la pequeña ciudad de Volos, en Grecia, una nueva moneda comparte
circulación con el euro. Se llama TEM y para obtenerla es necesario
prestar un bien o servicio a la comunidad. Las horas de trabajo se
valoran en tiempo; por cada hora se obtienen 6 TEM que pueden luego ser
intercambiados por otros productos o servicios ofertados a través de la
red de ciudadanos que participan en los denominados Bancos del Tiempo.
Se pueden adquirir desde alimentos y ropa hasta clases de idiomas o
servicios de estética. Más de 800 personas conforman este renovado
sistema de trueque que ayuda a muchas familias a subsistir.
La
creación de monedas alternativas ha sido una de las medidas con mayor
respaldo popular en Europa. En el barrio londinense de Brixton, los
billetes caracterizados con las caras de héroes locales como el cantante
David Bowie o el activista “Kwesi” Garrison ya pueden usarse en más de
200 comercios. Cada vez más vecinos secundan la iniciativa, que ya ha
cumplido su tercer aniversario. “Entre 10 y 15 clientes me pagan todos
los días en libras Brixton” reconoce Akuji, un comerciante de la zona.
“Los billetes han creado una conexión especial en el mercado: es una
manera de garantizar que al menos una parte del dinero se quedará entre
nosotros”. En Londres existen más de 30 grupos que buscan soluciones a
la crisis económica y energética y que combaten el cambio climático. Sus
logros han propiciado que se hable de una “revolución silenciosa”.
Estas
medidas tienen como objetivo recuperar una parte del control de la
actividad económica para que los beneficios recaigan en la comunidad. En
Itaca, Nueva York, han instaurado la fórmula de los Bancos del Tiempo y creado las horas como
divisa local. De este modo se estimula el comercio local y se potencian
las cooperativas. El Ayuntamiento respalda la iniciativa y estudia
incluso poder pagar desde las facturas de agua y luz hasta las licencias
de construcción. Frente a la inscripción de los billetes de dólar
estadounidense “En Dios confiamos”, el lema en Itaca es “El tiempo es
dinero”.
En
España se encuentra uno de los ejemplos más particulares de modelo
económico alternativo. En la localidad de Marinaleda, los vecinos
disfrutan de 1200 hectáreas de terreno que fueron expropiadas a un noble
terrateniente hace años. Los vecinos han construido su propio oasis al
margen de la crisis financiera. Entre todos, votan los presupuestos y
deciden qué obras son las más necesarias para el pueblo. Trabajan en
cooperativas agrarias o en labores administrativas y han conseguido
hacer realidad el sueño del pleno empleo. Con un sueldo de 1200 euros y
un alquiler de 15 euros al mes, los habitantes de Marinaleda tienen el
derecho al trabajo y a la vivienda asegurados. Además, disfrutan de
servicios públicos como guarderías, colegios, hospitales o instalaciones
deportivas de forma gratuita o a precios muy reducidos. Los impuestos
se dedican exclusivamente al bien de la comunidad. El alcalde del
pueblo, Juan Manuel Sánchez Gordillo, defiende una democracia directa y
participativa, en la que los ciudadanos decidan día a día qué hacer con
sus vidas. Su máxima, “la tierra de quien la trabaja con la industria de
quien la trabaja”, parece dar resultados, a pesar de chocar con las
leyes del mercado y del neoliberalismo económico.
La
actual coyuntura económica y su larga duración cuestionan la viabilidad
de un sistema que domina el mapa global. Desde hace tiempo se han
alzado voces críticas con el capitalismo que reclaman un profundo cambio
estructural del sistema. Muchas alternativas y posibles soluciones
llevan años sobre la mesa, pero ningún gobierno se ha atrevido a
ponerlas en práctica. Estas pequeñas comunidades muestran posibles
caminos y hacen soñar con otro mundo posible.
- Víctor Martínez González es Periodista
Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) Web: http://ccs.org.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario