Ya se han producido los primeros despidos en la red de atención a la mujer, que cuesta 15 millones al año - La Junta buscará una alternativa más barata
El recorte de gasto público en Castilla-La Mancha alcanza también a
la atención a las mujeres maltratadas. La directora del Instituto de la
Mujer regional, Teresa Novillo, ha dirigido una misiva en la que anuncia
que no se prorrogarán los convenios con las casas de acogida -existen
13, con plaza para 96 víctimas- y los centros de orientación a la mujer
-85-, como era habitual el 1 de enero. En ellos trabajan 400 personas y
los primeros despidos ya se han notificado. El motivo aducido para el
cambio es "la coyuntura económica" heredada. El portavoz del Gobierno
regional (PP), Leandro Esteban, aseguró ayer que "con bastante menos
dinero público" se mantendrá y mejorará la atención a las mujeres,
informa Efe.
Para la directora en funciones del Instituto de la Mujer estatal,
Teresa Blat, el anuncio de su colega castellano-manchega supone "el
cierre" de las 13 casas y los 85 centros de una de las redes regionales
mejor dotadas en este aspecto -existe al menos una casa de acogida y un
centro de urgencia para maltratadas en todas las ciudades de más de
25.000 habitantes, excepto Vadepeñas, según la Red Feminista de Hombres y
Mujeres de Castilla-La Mancha-. Las casas de acogida contaban con un
presupuesto de 4,2 millones de euros en 2009. A ello se sumaban 11
millones para los 85 centros de la mujer, que facilitan información,
orientación laboral y realizan tareas de sensibilización contra la
violencia machista y en pro de la igualdad.
Las consecuencias del recorte han sido inmediatas. Las cuatro
técnicas que trabajan en el Centro de la Mujer de Madridejos (Toledo)
recibieron el martes la carta de Novillo y ayer les llegó la de despido.
"El Ayuntamiento se ha curado en salud. No quieren arriesgarse a que la
financiación no llegue o sea tan corta que no les permita afrontar los
costes", explica con pesar una de las afectadas. El Consistorio solo
cubría gastos de limpieza y material, concreta. "Nos sentimos
desamparadas pero, sobre todo, indignadas. No se puede apostar por la
igualdad y cargarte a las trabajadoras de los centros", espeta una de
sus compañeras. En otro centro de la mujer, en Cuenca capital, seis
personas han recibido ya el preaviso de despido para el 31 de diciembre,
indicó una trabajadora.
La misiva de la responsable castellano-manchega, con fecha del pasado
día 13, anuncia que "es intención de este instituto continuar con la
prestación del servicio que actualmente se realiza en dicho centro de la
mujer/casa de acogida/centro de urgencias para mujeres víctimas de
violencia de género". Pero a continuación echa un jarro de agua fría:
"Dada la coyuntura económica que hemos heredado y en la que actualmente
nos encontramos, y que necesariamente nos obliga a racionalizar la
financiación (...) vamos a elaborar un nuevo instrumento jurídico que
nos permita seguir prestando un servicio de la máxima calidad". "Se
buscarán nuevos mecanismos para el mantenimiento de este servicio desde
el próximo 1 de enero de 2012 en las condiciones y cuantías que
finalmente se establezcan en un nuevo y distinto instrumento jurídico",
añade. Este periódico intentó reiteradamente saber cuál es ese nuevo
mecanismo, pero no obtuvo respuesta de la Administración regional. Una
de las posibilidades es sustituir los conciertos por subvenciones
anuales. Esa vía dificulta la continuidad de los proyectos de atención,
según la Red Feminista de Hombres y Mujeres de Castilla-La Mancha.
Ese colectivo de organizaciones critica duramente el fin de los
conciertos y teme, además, que la implantación del nuevo sistema se
demore en el tiempo, lo que eventualmente podría causar desatención a
las víctimas. Para la responsable estatal, Teresa Blat, la medida es "un
grave retroceso".
El Gobierno de Castilla-La Mancha, en manos del PP desde finales de
junio, ya había incluido al Instituto de la Mujer en sus fuertes
recortes presupuestarios. La amplia red de atención creada está ahora en
el alero.
Las víctimas comen de fiado en Puertollano
¿Se puede seguir atendiendo a cuatro familias necesitadas cuando la
Administración corta los recursos? Las empleadas de un centro de acogida
de maltratadas en Puertollano estaban sin cobrar y sin presupuesto,
pero cada día llevaban comida, medicinas o ropa desde sus casas. Era la
única respuesta posible una vez que comprobaron que no tenían partida
presupuestaria ni para cubrir las necesidades básicas de las cuatro
mujeres y los nueve niños que colmaban la capacidad del centro, al que
habían llegado huyendo de un entorno violento. "Hemos estado sin cobrar
un duro durante varios meses y no podíamos dejar sin comer a nuestra
prole, de manera que lo pusimos de nuestro bolsillo", cuenta María José
Cabrera, directora del centro que abrió en 2003.
La financiación
del Instituto de la Mujer (268.00 euros al año) solía llegarles en dos
tandas: la primera mitad, en enero, con la prórroga del convenio, y la
segunda, tres meses después. Sin embargo, este año su cuenta estuvo
tiritando hasta marzo, cuando recibieron los primeros euros. Tocaba
apretarse el cinturón y tirar de imaginación a falta de recursos. La
primera medida de las ocho empleadas fue cortarse el grifo a sí mismas.
"Suspendimos nuestros salarios y dedicamos las reservas que nos quedaban
a pagar a los proveedores. No queríamos contraer deudas, porque
sabíamos que la subvención pendía de un hilo", explica Cabrera.
La
medida no bastó y el paso siguiente fue recortar los pedidos. "Echamos
mano de lo que teníamos en casa: medicinas y comida. Pedimos ropa a
familiares y amigos y aun así no nos llegaba", recuerda Cabrera. Al
final tuvieron que pedir los alimentos de fiado a su distribuidor de
siempre. "El hombre venía unos días de mejor humor que otros, porque
todo el mundo tiene facturas que pagar, pero nunca nos dejó tiradas",
agradece. Llegaron a deberle 6.000 euros.
A mediados de noviembre
llegó el resto de la partida, que destinaron a saldar las cuentas
pendientes, salarios incluidos. Acostumbrada a las estrecheces, Cabrera
no teme las consecuencias de la finalización del convenio entre la casa
de acogida y el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha.
"Necesitamos liquidez para afrontar los gastos y no sé como conseguirla,
pero después de lo que hemos pasado este año puedo garantizar que el
centro seguirá abierto el 1 de enero aunque no recibamos nada", asegura.
"No vamos a echar a la calle a las mujeres que han recurrido a
nosotras. Ellas son las más desprotegidas con la crisis que arrecia".
El
mayor pesar de Cabrera es que los retrasos en los pagos les obligan a
cancelar de momento la ayuda económica -1.000 euros de una vez o 300 al
mes durante un año- que daban a sus acogidas cuando acababa la
prestación social. "Muchas no tienen ni para pagar un alquiler. Se
quedan con una mano delante y otra detrás. En cosas como esa, por
conciencia, no se debería recortar", concluye apenada.
En el
Centro de la Mujer de Iniesta (Cuenca) también viven con el alma en
vilo. Según una de sus trabajadoras, el Ayuntamiento ha sufragado sus
costes durante un año, pendiente del cobro de la financiación del
Instituto de la Mujer en 2010. Ahora les han anunciado que la partida
que esperan llegará con tijeretazo incluido. Las cinco empleadas temen
que las despidan. isitu
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