Se queja Esperanza Aguirre del gasto público desaforado y pone como
condición imprescindible su purga y poda para evitar “un corralito”. “Se tienen que terminar los subsidios, las subvenciones y las mamandurrias“,
dice una política supuestamente liberal que sacó su plaza de
funcionaria hace 36 años, que jamás ha trabajado en el sector privado y
que vive subida en un coche oficial desde hace casi dos décadas.
¿Mamandurrias? ¿Lo dice por Fundescam,
la fundación con la que su partido financió irregularmente sus primeras
elecciones, las del tamayazo, con donaciones de empresarios que después
recibieron sustanciosos contratos públicos? ¿Se refiere a los 630 millones que este año perdona la Comunidad de Madrid a los más ricos en concepto de impuesto de Patrimonio (es la única autonomía, junto a Baleares, que perdona este impuesto)? ¿Cuestiona entonces las ayudas a los toros? ¿Los fondos públicos para la escuela privada, que son en Madrid mayores que en cualquier otra autonomía? ¿Esos 90 millones de euros anuales en subvenciones a la enseñanza de pago de algunos que salen de los impuestos de todos?
¿Habla acaso del Senado, que ella misma presidió? ¿Se refiere tal vez a esos 130 millones
que pagó de más la Comunidad de Madrid a los hospitales privados? ¿A la
Gürtel, cuyo Gobierno tiene el récord de imputados? ¿O es una crítica a
Caja Madrid y a la mamandurria que a todos los españoles nos dejó por
obra y gracia de una gestión de la que ella es una de los responsables
más directos?
Mamandurria. ¿Y tú me lo preguntas? Mamandurria eres tú. Ay! lobezno Utah!
escolar.net
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