1) Empezando por reducir los 25 millones de toneladas anuales que se generaron en 2009
en el país, o 547 kilos por persona, más que la media de 513 en la
Unión Europea, según Eurostat. La cifra lleva bajando desde 2003 y el
objetivo de Bruselas es seguir reduciéndola, al igual que en toda la
Unión, por los problemas que supone para la salud y el medio ambiente. Son los efectos del consumo indiscriminado:
además de agotar los recursos, esparce por la Tierra una basura que, a
diferencia de ciertos platos de Ferrán Adrià, no se evapora.
2) Si seguimos el ciclo, España, donde a pesar del contenedor amarillo, el azul y el verde sólo se recoge de forma selectiva el 12% de los desperdicios urbanos, según el INE, también debe hacer deberes en la gestión de residuos. Sobre todo introducir la recogida separada de la materia orgánica (principalmente restos de alimentos), que supone nada menos que entre el 40% y el 50% del total de lo generado y que al ser biodegradable, puede transformarse en compost y utilizarse como abono para la tierra. Hoy esta recogida es testimonial en España: existe en buena parte de los municipios de Cataluña –donde desde hace unos años es obligatorio por ley y se están poniendo las bases para llevarlo a la práctica en toda la región—y en algunos del País Vasco.
3)Pasando a la fase de tratamiento de residuos, la mayor parte (el 52%) va a morir a los vertederos, frente a una media europea bastante más baja, del 38%, que yace en los 150.000 “basurales” diseminados por toda la UE. La consigna y la tendencia europea es la disminución del número de vertederos porque emiten sustancias tóxicas y gases de efecto invernadero, malos para la salud y el medio ambiente, y porque en ellos se vierten residuos que podrían reciclarse, evitando así que se fabriquen con materiales nuevos y por ende una mayor extracción de materias primas.
Pero la paulatina disminución del recurso al vertedero ha hecho aumentar la apertura de incineradoras, adonde va el 20% de la basura europea de media (9% en España). Las incineradoras también contaminan, queman materiales que podrían reciclarse y según las organizaciones ecologistas, desincentivan la implantación de un sistema de máximo reciclado. Además, Greenpeace denuncia que aunque en regiones como Navarra o Guipúzcoa se ha renunciado a abrir nuevas incineradoras, algunas administraciones apoyan la utilización de residuos como combustibles en ciertas industrias, algo que va en dirección contraria al fomento del reciclado, es más caro que éste y menos sostenible. A este respecto, el Parlamento Europeo acaba de reclamar que en 2020 estén cerrados en la UE todos los vertederos e incineradoras que queman materiales que podrían reciclarse o transformarte en compost.
4) Después de separar, ¿cuánto material se reaprovecha realmente? En 2009, en la UE se recicló el 24% del total (vidrio, plástico, papel y cartón, metal, etc). Si añadimos el compost fabricado con la orgánica, la cifra sube al 42% (todavía menos de la mitad, aunque cuatro países, Austria, Alemania, Holanda y Bélgica, ya están entre el 60% y el 70%). En España sólo se recicló el 15% de lo recogido y según Eurostat, se hizo compost con el 24%. Pero este compost se hace generalmente con la basura mezclada, ya que la recogida separada de biorresiduos es casi inexistente, y por lo tanto es de peor calidad. Y eso que el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR), que traza los objetivos para el período 2008-2015, incluye la adopción de una norma española sobre recogida selectiva de fracción orgánica y producción de compost.
Organizaciones ecologistas y expertos consideran poco ambiciosa la legislación española de 2011, que recoge la europea de 2008 y que sólo llama a “promover” la recogida de biorresiduos. También aspira a que en 2020 se recicle el 50% de los residuos domésticos y el 70% de los derivados de la construcción, a que en 2018 desaparezca la bolsa de plástico de un solo uso y que disminuya el porcentaje de basura orgánica que va a parar a vertederos, aunque sin poner números.
“Esta ley no tiene lógica porque habla de objetivos de la UE hasta 2020 que no vamos a conseguir nunca si no empezamos a recoger materia orgánica”, señala el experto en medio ambiente Antón Aymemí. Si en Cataluña han sido necesarios 20 años y un puñado de legislaciones para hacer realidad la obligación de implantar este sistema –que hoy día cubre a más del 90% de la población-, en el resto de España y con la crisis actual parece difícil que este sistema se haga realidad en los próximos años, apunta. Sin embargo, un informe de Amigos de la Tierra calcula que si en Europa se reciclara el 70% de los residuos, se crearían medio millón de empleos.
A una legislación con pocas metas se añade un decreto aprobado
recientemente por el gobierno que no favorece la implantación de un sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), que en Alemania hace posible que se recicle más del 98% de los envases de bebidas, frente a un 30% en España, según cifras de la Fundación Retorna. Si se piensa que por cada dos toneladas de plástico recicladas se ahorra una de petróleo… quieroverde.wordpress.com
2) Si seguimos el ciclo, España, donde a pesar del contenedor amarillo, el azul y el verde sólo se recoge de forma selectiva el 12% de los desperdicios urbanos, según el INE, también debe hacer deberes en la gestión de residuos. Sobre todo introducir la recogida separada de la materia orgánica (principalmente restos de alimentos), que supone nada menos que entre el 40% y el 50% del total de lo generado y que al ser biodegradable, puede transformarse en compost y utilizarse como abono para la tierra. Hoy esta recogida es testimonial en España: existe en buena parte de los municipios de Cataluña –donde desde hace unos años es obligatorio por ley y se están poniendo las bases para llevarlo a la práctica en toda la región—y en algunos del País Vasco.
3)Pasando a la fase de tratamiento de residuos, la mayor parte (el 52%) va a morir a los vertederos, frente a una media europea bastante más baja, del 38%, que yace en los 150.000 “basurales” diseminados por toda la UE. La consigna y la tendencia europea es la disminución del número de vertederos porque emiten sustancias tóxicas y gases de efecto invernadero, malos para la salud y el medio ambiente, y porque en ellos se vierten residuos que podrían reciclarse, evitando así que se fabriquen con materiales nuevos y por ende una mayor extracción de materias primas.
Pero la paulatina disminución del recurso al vertedero ha hecho aumentar la apertura de incineradoras, adonde va el 20% de la basura europea de media (9% en España). Las incineradoras también contaminan, queman materiales que podrían reciclarse y según las organizaciones ecologistas, desincentivan la implantación de un sistema de máximo reciclado. Además, Greenpeace denuncia que aunque en regiones como Navarra o Guipúzcoa se ha renunciado a abrir nuevas incineradoras, algunas administraciones apoyan la utilización de residuos como combustibles en ciertas industrias, algo que va en dirección contraria al fomento del reciclado, es más caro que éste y menos sostenible. A este respecto, el Parlamento Europeo acaba de reclamar que en 2020 estén cerrados en la UE todos los vertederos e incineradoras que queman materiales que podrían reciclarse o transformarte en compost.
4) Después de separar, ¿cuánto material se reaprovecha realmente? En 2009, en la UE se recicló el 24% del total (vidrio, plástico, papel y cartón, metal, etc). Si añadimos el compost fabricado con la orgánica, la cifra sube al 42% (todavía menos de la mitad, aunque cuatro países, Austria, Alemania, Holanda y Bélgica, ya están entre el 60% y el 70%). En España sólo se recicló el 15% de lo recogido y según Eurostat, se hizo compost con el 24%. Pero este compost se hace generalmente con la basura mezclada, ya que la recogida separada de biorresiduos es casi inexistente, y por lo tanto es de peor calidad. Y eso que el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR), que traza los objetivos para el período 2008-2015, incluye la adopción de una norma española sobre recogida selectiva de fracción orgánica y producción de compost.
Organizaciones ecologistas y expertos consideran poco ambiciosa la legislación española de 2011, que recoge la europea de 2008 y que sólo llama a “promover” la recogida de biorresiduos. También aspira a que en 2020 se recicle el 50% de los residuos domésticos y el 70% de los derivados de la construcción, a que en 2018 desaparezca la bolsa de plástico de un solo uso y que disminuya el porcentaje de basura orgánica que va a parar a vertederos, aunque sin poner números.
“Esta ley no tiene lógica porque habla de objetivos de la UE hasta 2020 que no vamos a conseguir nunca si no empezamos a recoger materia orgánica”, señala el experto en medio ambiente Antón Aymemí. Si en Cataluña han sido necesarios 20 años y un puñado de legislaciones para hacer realidad la obligación de implantar este sistema –que hoy día cubre a más del 90% de la población-, en el resto de España y con la crisis actual parece difícil que este sistema se haga realidad en los próximos años, apunta. Sin embargo, un informe de Amigos de la Tierra calcula que si en Europa se reciclara el 70% de los residuos, se crearían medio millón de empleos.
En
el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici simplemente
no hay papeleras y los visitantes deben llevarse su basura en la
mochila. Fotos: E.Santafé
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