La reciente declaración de la canciller alemana Angela Merkel de que
“mientras viva no habrá eurobonos” ha hecho cundir el pánico entre los
responsables de las principales entidades financieras teutonas, que
empiezan a temer que el carácter inflexible de la mandataria acabe por
dinamitar la zona euro, la moneda única y, por ende, la propia economía
alemana.
La filtración de un informe interno del Ministerio alemán de Hacienda al semanario Der Spiegel prueba
que no sólo trabajan con la hipótesis de que el euro desaparezca sino
con la posibilidad de que Alemania lo abandone voluntariamente. Todo
ello está prolongando la jornada laboral de los gabinetes de crisis de
las grandes entidades financieras hasta altas horas de la madrugada para
preparar planes de contingencia ante esta eventualidad.
Las conclusiones del informe son
demoledoras para la economía alemana. Vaticinan una contracción de más
de 10 puntos de la economía alemana sólo durante el primer año en el que
la moneda única deje de circular por el país y se regrese al marco. Las
expectativas para la población no son nada halagüeñas, considera el
documento interno del Ministerio. La tasa de paro se dispararía a
niveles sólo conocidos en el país durante los años previos a la elección
de Adolf Hitler como canciller alemán en 1933.
Hasta la edición europea del Wall Street Journal,
nada sospechosa de considerarse cercana al actual presidente Barack
Obama, considera que el informe del Gobierno alemán es mucho más que un
simple documento de trabajo.
“Un susto para que Alemania salve el euro”, titula el conocido rotativo económico, que considera que la filtración a Der Spiegel debería facilitar la vida a Merkel para que se decida por fin a transigir con la emisión de eurobonos, “pero tal vez no”,
si la canciller sigue empecinada en mantener una posición enrocada en
las políticas de austeridad y en negarse a la armonización fiscal y
financiera que le ha exigido Obama y con la que, esta vez, el rotativo
de Murdoch parece estar de acuerdo.
Sea como fuere, en las principales entidades financieras alemanas se
han tomado muy en serio el informe y, dado el carácter inflexible de
Merkel, lo consideran un escenario más que probable. Un alto ejecutivo
del Federal Bank que
prefiere no ser identificado, reconoce que, junto a sus compañeros en
la dirección del banco, lleva toda la semana participando en reuniones
convocadas a altas horas de la madrugada para preparar un plan de
contingencia por si el escenario descrito por el informe oficial se
produce a corto o medio plazo.
El documento del Gobierno alemán, aseguran los analistas consultados,
sólo puede responder a dos escenarios inmediatos contemplados por
Merkel. La primera sería que Alemania decidiera abandonar por iniciativa
propia la moneda única. Una variante de la hipótesis que ya manejó
cuando se planteaba una Unión Monetaria que sólo incluyera a los países
del norte de la Eurozona y dejara fuera a los denominados PIGS, siglas
en inglés que corresponden a Portugal, Italia, Grecia y España (Spain),
pero que también significa cerdos.
La victoria de François Hollande en las presidenciales francesas ha
dinamitado el eje franco alemán. De hecho, el nuevo mandatario francés
ha realizado una oferta a Italia y España para constituir un frente que
lidere la UE ante las posiciones numantinas de Merkel, y permita
políticas de incentivación del crecimiento y un papel menos encorsetado
del Banco Central Europeo presidido por Mario Draghi.
El segundo escenario es mucho más preocupante para la Eurozona y
tiene que ver con el futuro de España e Italia. Ese es precisamente el
que contemplan los economistas alemanes que trabajan para Merkel. Que
bien antes de la cumbre, o después si no cambia el reglamento del BCE,
el euro acabe reventando precisamente por España. En cualquier caso, la
generación que ya no sabe contar en pesetas haría bien en ir repasando
la tabla de equivalencias y en prepararse para contar en la moneda que
corría por España antes de 2002. eldiario.es C11
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