Hacienda estudia modificar la estructura del IVA para que productos
que ahora aplican los gravámenes reducidos del 4% y el 8% tributen a
tipos superiores. Ello puede tener un fuerte efecto sobre el bolsillo de
los contribuyentes ya que el 60% del consumo de las familias se destina
a bienes y servicios que soportan un IVA reducido.
La Encuesta de Presupuestos Familiares del INE indica que el 14% del
gasto anual que realiza un hogar se destina a comprar comida, un 20% a
pagar la vivienda en propiedad y otro 9,1% termina en las cajas
registradoras de bares y restaurantes. Todos estos productos no aplican
el tipo general del IVA del 18%, sino que tributan al superreducido del
4% o al reducido del 8%. Las cifras del INE reflejan que seis de cada
diez euros que desembolsa una familia sirve para adquirir bienes que
tributan a tipos menores. España es el país de la UE donde, según
Hacienda, los gravámenes superreducidos y reducidos tiene un mayor peso
en la base imponible general del principal impuesto indirecto.
El Gobierno se plantea que ciertos productos que tributan al 4% lo
hagan al 8% y, otros que aplican el 8%, sean gravados al tipo general
del 18%. Con esta medida, el Gobierno cumpliría la recomendación de la
Comisión Europea, que reclamó al Ejecutivo de Mariano Rajoy que ampliara
la base imponible del IVA para elevar la recaudación. Sin embargo, ello
encarecería productos básicos y, por lo tanto, las rentas bajas serían
las más afectadas.
El gravamen del 4% se aplica sobre los alimentos frescos, los
periódicos y libros, el material escolar, los medicamentos, las casas de
protección oficial y, hasta diciembre de este año, también las
viviendas libres. Todos estos productos son susceptibles de pasar al
nivel del IVA del 8%, sin embargo, parece improbable que el Ejecutivo
eleve la fiscalidad de artículos básicos como el pan, la leche, los
huevos o las hortalizas.
En el grupo de bienes que aplican un IVA del 8% se encuentran los
alimentos elaborados, el agua, el transporte de viajeros (incluye los
billetes de avión), los servicios en restaurantes, bares y hoteles, las
entradas de cine o las lentillas y gafas graduadas, entre otros
productos. Así, España presenta uno de los listados más amplios de
artículos y servicios a tipos reducidos, una circunstancia que desagrada
a Bruselas, cuya aspiración es que todos los bienes se gravaran a un
tipo general que, en caso de España, asciende al 18%. La ropa, el
tabaco, el combustible, los coches o los productos electrónicos están
gravados a este tipo.
El presupuesto de beneficios fiscales de 2012 que elabora el Gobierno
contempla que la aplicación de los gravámenes del 4% y el 8% supone un
coste para las arcas del Estado de 10.500 millones de euros. ¿Qué
sucedería si, en lugar de elevar la tributación de algunos productos, se
eliminarán completamente los tipos reducidos y superreducidos? Según
publicó en 2011 el Instituto de Estudios Fiscales, esta medida
permitiría rebajar el gravamen general del 18%. Sin embargo, alerta de
que ello perjudicaría a las rentas más bajas, cuyo consumo se centra en
productos básicos que aplican tipos reducidos y beneficiaria a las
rentas altas que adquieren con mayor intensidad productos gravados al
18%. En definitiva, el Instituto de Estudios Fiscales concluye que esta
medida, que tanto gusta en Bruselas, "resulta inviable". cincodias.com DY3NG2BW5
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