jueves, 21 de junio de 2012

Elecciones en Grecia y Francia: tragicomedia electoral y política del absurdo


Si tuviéramos que explicarle a un extraterrestre qué está pasando en Europa sería una tarea muy difícil, porque no es un relato apto para mentes perspicaces. Si suponemos que hay “vida inteligente” en otros planetas, sería misión imposible explicarles cómo después de 5 años de crisis, después de decenas de reuniones europeas, reuniones bilaterales, encuentros de Ministros de economía y Ministros de exteriores de la zona euro, G8, G20, y la madre del cordero, todavía Europa anda hecha unos zorros. Esto no lo entiende ni Dios.
Si a este relato de la calamidad y la incompetencia de los políticos europeos para encontrar una salida razonable a la crisis, añadimos que tenemos decenas de miles de funcionarios europeos ‘bienpagaos’, centenares de políticos viviendo a cuerpo de rey, y cobrando cifras astronómicas por manejar la política europea, dos parlamentos para que ningún eurodiputado se quede sin su puesto de trabajo, —ya hay bastante paro en la clase trabajadora—, esto es, castellanamente hablando: para mear y no echar gota.
Las medidas de austeridad que se han impuestos a países como Grecia, Portugal, Irlanda y España no acaban de dar resultado alguno; el caso más sangrante es el de Grecia, que ya está técnicamente en el “tercer mundo”, si tenemos en cuenta las condiciones en la que ya viven miles de ciudadanos griegos: en la indigencia total, sin la menor posibilidad de encontrar empleo y con una lista pendiente de medidas todavía más duras por aplicar. Geográficamente Grecia sigue en Europa, pero es ya una sociedad tercemundista clásica.
Y bien, resulta que Grecia celebra sus segundas elecciones en medio de un estado de ingobernabilidad inusitado, que supuestamente estaba poniendo en peligro a toda Europa, al euro, a España y hasta a EE. UU. Ya era difícil pensar cómo una economía que representa apenas el 3% en el conjunto de la zona euro,  podía desmontar a Europa en un cuarto de hora si ganaba la izquierda, que propugnaba rechazar las medidas de austeridad impuestas por Alemania y el BCE,  pero  todos los políticos europeos estaban en vilo. Pues bien, ganó  el partido Nueva Democracia, que está dispuesto a seguir en la línea de la austeridad suicida impuesta por Europa y cunde la alegría en la zona euro.  Vale la pena recordar que Nueva Democracia era el partido que gobernaba y que falsificó las cuentas que provocaron la ‘tragedia griega’. Tendrá que buscar aliados, porque sólo no puede gobernar. La ultraderecha fascista más retrógrada que se pueda imaginar obtuvo 18 escaños y se consolida como la tercera fuerza política en Grecia.
Ante este panorama aterrador y desconcertante que arrojan las elecciones griegas,  incomprensible y paradójicamente, todo el mundo está feliz. Rajoy se contuvo para no dar un salto de alegría por este magnífico resultado para Europa y en medio de ese júbilo, —todavía sin saber si van a conseguir pacto para un gobierno de coalición en Grecia—, los mercados siguen revueltos, tal y como le gusta a los especuladores, que lo mismo les da que gane la izquierda o la derecha mientras se forren especulando contra la deuda soberana de los países europeos más débiles. Los mercados no tienen ideología, sencillamente pescan en río revuelto y les da igual si el río viene por la derecha o por la izquierda.
De momento, a España le va fatal, a pesar de la “línea de crédito sin condiciones” que supuestamente le dieron a Rajoy, para reflotar a los descalabrados bancos, con Bankia a la cabeza, y a pesar del magnífico resultado de las elecciones griegas la prima de riesgo de España escala posiciones y amenaza con tocar los 600 puntos, y mientras, el interés del  bono a 10 años supera 7,11%, o sea, en esos niveles de interés es económicamente inviable la financiación de España.
Menos mal que ayer en Francia el Partido Socialista de François Hollande obtuvo la mayoría absoluta que necesitaba para poner en marcha un programa económico diferente, que no se base en la austeridad esquizofrénica que Merkel quiere imponer a toda costa; puede ser el primer paso hacia la cordura. Francia no decepciona, de momento.
Francia, con François Hollande, es lo único positivo y razonable que  podemos ver en el horizonte de lo que bien puede llamarse “política europea del absurdo”.
 Por Aída Bueno Sarduy pisotrece.com.ar

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